Relatos Jueveros: la Playa

La arena no era del todo arena. Bajo sus pies, Bella sintió una textura suave, como polvo de estrellas recién molidas. Cada grano parecía contener el eco de un universo completo en su interior. Había llegado a la playa sin recordar cómo. Lo último que recordaba era el zumbido leve de su ordenador apagándose. Después, el agua. Un sueño líquido, un descenso. Como cada noche su primer y único sueño era siempre el mismo: una ciudad sumergida bajo un océano inmóvil, sin corrientes ni apenas luz. Grandes pasillos líquidos, donde los edificios se alzaban como esqueletos de coral. Solo agua, silencio y libros. Miles y miles de ellos, flotando abiertos como medusas, con las letras temblando sobre el papel. Bella, durmiente, nadaba con desesperación entre las páginas. Cada vez que intentaba leer, las palabras se deshacían en agua salada. Frases completas se desvanecían en su boca como si fuesen espuma. No importaba el idioma ni la forma del libro; todos prometían un mensaje, y todos ...