Pioneras

Aquella tarde en la Sala de Armas, dos mujeres se preparan para una competición que atravesará el umbral del espacio-tiempo. Una pista de esgrima, impoluta, brilla bajo las luces, que reverberan en el cristal y el acero del moderno gimnasio cubierto. De una parte, Helene Mayer, la campeona olímpica de 1936. Una figura de la esgrima, ensalzada por la historia, mantiene una actitud serena. En su mirada, la mezcla justa de concentración y aplomo, de quien conoce bien la danza de la espada. Del otro lado, Mariana, la joven promesa del siglo XXI, retada a un desafío entre dos eras de la esgrima, gracias a los avances de la moderna tecnología, que así lo ha propiciado. Los elegantes movimientos de Helene, que una vez deslumbraron al mundo en Berlín, se enfrentan ahora al vigor y la destreza de la nueva generación representada por Mariana. Al toque de la campana, el acero choca contra el acero y mientras Helene se muestra relajada, Mariana nota como se tensan cada ...