Amor de barrio

En las afueras de la ciudad, en un pequeño rincón, se encuentra mi barrio. Un lugar tan tranquilo como acogedor donde la vida transcurre lenta y monótona, hasta parecer que el tiempo se estirara como un chicle. Unas calles empedradas que parecen traídas de otro siglo contrastan con el moderno y colorido mural que adorna la plaza en honor a su nombre, el barrio de Don Gato. Alli nos reunimos todos y Cándido, mi vecino, lleva a pasear sus perros. En nuestro vecindario además de numerosos gatos domésticos también existe una creciente colonia felina callejera que cada anochecer acude a zambullirse glotona en los cubos de basura. Y fue precisamente en una de esas noches, que Cándido salió a tirar su basura, que sucedió lo inexplicable. Las farolas titilaban suavemente en un silencio cargado de misterio que todo lo envolvía. Un par de calles más arriba se barruntaba el oloroso runrún del camión de la basura que se acercaba. De repente y s...